Si, porque al final, cada uno tiene su tradición en este día, yo por ejemplo, en este día suelo quedarme hasta tarde viendo películas de miedo, con un bol de palomitas o dulces.
Si, muy simple, aunque teniendo clase por la tarde, tampoco da para más, pero sigue gustándome está festividad desde que era pequeña, ya que era cuando si lo celebraba de verdad. Quizá no con fiestas de disfraces, pero si yendo de casa en casa por el pueblo con mis amigos, con el típico "Truco o trato", y me acuerdo que en casi todas las casas y algunos comercios, recibíamos golosinas. Y creo que aún no se ha perdido la costumbre de seguir haciéndolo. 

Sigo con esta colaboración con Ivet Sarkis con la reseña de la última película que he visto “La casa del reloj en la pared” una película basada en el libro de Jhon Bellairs del mismo nombre. Lo primero que diré (y no volveré a comparar) es que es una peli que no tiene ningún parecido con Harry Potter, salvo que hay magia y hechiceros en ambos, por lo que no hay que esperar una copia de una en otra.

Hola, Creadores de destinos, y bienvenidos de nuevo a Función Destino con estrenando las opiniones de películas. Esta fue una que vimos hace poquito y que disfrutamos como enanos. Se trata nada más y nada menos que de “Christopher Robin: Un encuentro inolvidable”, y como otras veces está vez no vengo sola, también participarán Cubitdelmando y Sary Tens, quienes me acompañaron a ver esta entrañable película y a quienes agradezco de corazón el haber participado en la entrada aportando su opinión de la pelí. Sin más preámbulos, ¡Empecemos!
¿Qué puedo decir sobre esta película? La verdad, que no era nada como me la esperaba. Y estoy hablando para bien. No esperaba ir a ver está película, pero por casualidades del destino, y de ser la elección de casi todo el grupo de amigos con el que iba, fuimos a verla. En la película nos encontramos a un Cristopher Robin, ahora un hombre adulto y con familia, además de un trabajo importante en una empresa de maletas, el cual no le deja pasar mucho tiempo con su esposa y su hija. Además de que desde que se despidió de su amigo Winnie de Pooh y sus demás amigos, ha ido olvidando aquellos días en los que solía jugar con ellos en el Bosque de los Acres, olvidando su parte divertida. Por otro lado, Pooh y sus amigos aún no se han olvidado de él durante todo ese tiempo y aún siguen con la esperanza de que vuelva algún día al bosque de los Arces. Hasta que un día, Pooh se despierta y no puede encontrar a sus amigos, por lo que decide ir a buscar al mundo “real”, donde vive Christopher Robin para que le ayude a encontraros. Volverse a reencontrar con su amigo de la infancia no entraba en los planes de Christopher Robin, y menos cuando ahora tiene un importante trabajo de intentar salvar la empresa. Pero desde ese momento supone un cambio para él y para Winnie de Pooh, empezando de nuevo juntos su nueva aventura.

Y hasta ahí deciros para dejaros un poco con la miel en los labios. Para empezar deciros, que no soy muy fan de Winnie de Pooh, no es que no guste, de pequeña recuerdo haberlo visto alguna vez pero no era ni de lejos mi película favorita de Disney. Y por eso fui con un concepto de encontrarme una película infantil de lo que me encontré. Pero fue al contrario, creo que hay mensajes en la película que son bastante adultos, que te hacen reflexionar; aunque también tiene su toque de risas e inocencia, que le da ese toque infantil, pero que no aburre.

En cuanto a los personajes, son bastante entrañables, tanto Christopher y su familia, su esposa Evelyn y su hija Madeline; como Pooh y sus amigos; además de que salen todos con las mismas personalidades como los de la película. Ya sea Tiger, Piglet, Buhó, Cangu, Conejo y Rito. Qué no os confundan la apariencia de estos peluches, en cuanto les conozcáis os van a parecer super tiernos; todos y cada uno de ellos.

Lo que más me gusto de la película, fueron los mensajes que transmite al espectador, aunque como he dicho antes algunos son más adultos no deja de tener ese toque infantil y de inocencia para que pueda ser disfrutada por todos los públicos. Y mi escena favorita, la del globo y Winnie de Pooh. En cuanto menos, aquí voy a poner algo que fue más mi punto de vista y que también debatí con uno de mis amigos con los que fui a verla, fue lo del tiempo de la reunión en casi la última parte de la película.



El pasado domingo vi en muy buena compañia, la película de Disney con actores reales basada en Winnie The Pooh, Christopher Robin. Sin hacer demasiados spoilers, nos encontramos con una muy buena película, al menos hasta los últimos veinte minutos, donde cambia su tono innovador por el de un película convencional, pero a la vez más cercana al tono familiar a cuyo publico va dirigido esta película.

Es por tanto, un film atípico, donde vemos a Christopher Robin (interpretado por Ewan Mcgregor) atrapado en los problemas de ser adulto, a la vez que lleva puesta una armadura que cada día le aleja mas de su familia y de su verdadero yo, el que jugaba con Winnieh The Pooh.
La historia es por tanto, un viaje de reencontrarse a uno mismo, donde los personajes del imaginario de Disney (Winnieh, Tiger, y compañia) ayudan al personaje a quitarse la coraza que le atrapa. Citar que la introduccion de estos personajes CGI es fantastica no sintiendose forzada, ni ridicula en “casi” ninguna parte del film. Decir que durante este primer fragmento predominan los tonos grises, frente al segundo donde los personajes recuperan los colores vivos característicos de este tipo de cintas. Finalmente la película y como he citado antes, toma un final típico y algo sobreactuado en especial por parte del “villano” de la película (interpretado por Mark Gattis) que restan algo de crédito a por otra parte una buena y recomendable cinta.


Un saludo Creadores de destinos y gracias a Ivet Sarkis por permitirme compartir mi experiencia con vosotros/as de ver la película de “Cristopher Robin: un encuentro inolvidable”, comencemos:

Lo primero que sorprende es que no es solo una película infantil sino una película que disfrutarán tanto los pequeños de la casa como los más adultos. Sin desvelar el argumento (más de lo visto por el tráiler) se podría decir que Christopher Robin ya es un adulto casado y con una hija, que se enfrenta tanto a problemas familiares por no dedicar demasiado tiempo a su familia (su esposa Evelyn y su hija Madeline) por un trabajo en una empresa de maletas con sus propios problemas, y es en ese ambiente cuando se encuentra con Winnie de Pooh, que ha perdido a sus amigos (Tiger, Cangu, Piglet, Rito, Búho y Conejo) y ha salido del “Bosque de los Cien Acres” para pedir ayuda a su amigo de la infancia.

Y es en ese encuentro la clave de la peli, ya que con ese “osito tontorrón” (como le llama Cristopher Robin) llega también un trozo de la inocencia perdida que resulta ser la clave para desarrollar todos los bonitos mensajes de la peli sobre la inocencia, la familia, el valor de la amistad,…. No son mensajes destinados solo a un público infantil sino que los más adultos encontrarán mensajes dedicados al valor de un trabajo ético, el equilibrio trabajo- familia. Me quedo con una frase de la peli “tu futuro está pasando ahora”…

Una película que en principio era para niños una vez que entras te das cuenta que tiene varios matices de ser para adultos con un tono infantil. Tocan temas como el camino a la edad adulta, las responsabilidades propias:el trabajo, los niños... Y cuando Winnieh the pooh reaparece en escena unos años más tarde de dejar atrás al niño llamado Christopher Robin, se encuentra con el adulto muy alejado del que era. Winnie The Pooh, representa en esa instancia un momento crucial para Christopher Robin: el recuperar ese niño interior, en saber que puede alcanzar sus sueños trabajando, pero también viviendo y descansando junto a sus seres queridos. Sin duda una película muy recomendable. Un reencuentro inolvidable entre el yo adulto y el yo niño que nunca debería morir.

Podríamos contaros muchísimo más de esta película, pero creo que es mejor que la veáis vosotros mismos para no haceros ningún spoiler y la podáis disfrutar de principio a fin. Y para despedirnos, recordad está frase de la película y tenedla muy en cuenta cuando la vayáis a ver porque…

Corro por el largo pasillo, ya solo nos queda un último paciente al que ponerle el microchip para acabar el día. Siempre intento que todo esté a la perfección, pero incluso en el siglo cincuenta, sigue siendo complicado.

Incluso hoy con el tiempo justo, se nos han tenido que olvidar los documentos, y mira que se lo recordé durante toda la mañana. Aunque no les quito el mérito de que hacemos un gran equipo, a veces es como hablarle a una puerta.

Sus colmillos se mostraron en cuanto recibió el disparo, esta vez muy cerca del corazón. Aunque esas balas lo empezaron a debilitar, el cazador siguió apuntándole con su escopeta. Solo le quedaba una oportunidad.

―Recuerden llamarme héroe cuando os extermine a todos. ―El siguiente disparo no sonó, pues se había quedado sin balas.

―Y tú que no somos tan diferentes.

―A una velocidad sobrehumana se encontró frente a él agarrándolo del cuello, sin darle tiempo a recargar su arma.

―Pues ambos somos monstruos…

Manejo el control del submarino alejándome de la isla a la que consideraba mi hogar. El abismo del océano cada vez es más profundo y en un segundo, las luces automáticas se encienden para no dejarme en la más absoluta oscuridad.

Cualquiera de la superficie estaría ahora mismo aterrado por indagar estas aguas desconocidas, llenas de monstruos y secretos. Yo, sin embargo, hacía tiempo que lo deseaba. Aunque no de esta forma.

Las ideas terminan de surgir en mi cabeza en cuanto doy punto final a la historia, como la inflorescencia de un diente de león cuando sus cipselas empiezan a volar a través del jardín.

El humano exhaló su último suspiro y con él, su reloj de arena se rompió en pedazos, liberándolo. Ese fue el último de aquel día que conoció el secreto al que se sometían todos caminantes de la Tierra cuando el último grano caía.

Muchos de ellos lo denominaban como la epidemia en la que todos caían o el destino al que todos llegarían. Pero solo los que pasaban sabían la verdad.

Chronos miró desde su reino como el alma se iba alejando mientras unas imponentes y alas blancas le crecían en su espalda. Después, solo desapareció de su vista.

Era una botella de cristal reforzado para superar los dientes afilados de las pesadillas, y que en cuyo interior se encontraba un pergamino invisible, que día tras día se iba volviendo más real, volviendo así posible el sueño por el que fue lanzada.