Secreto de muerte

Por fin ha llegado el día en el que puedo entrar al panteón, coincidiendo justamente con tu aniversario. Deambulo por la casi oscuridad de aquel lugar hasta dar con tu tumba y poso mi mano sobre ella, mirando aquella rosa amarilla que yace sobre el cemento y el pequeño espejo fragmentado con un reflejo inexistente.
Porque aunque nos hayan olvidado,
sabes que aún sigo guardando tu secreto
y seguramente eso sea lo que hace que esa vela de la entrada aún no llegue a apagarse.
Incluso después de mi existencia.

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